Capítulo VI: Mi Victoria.
Podía
parecer imposible pero les juro que estaba hiperventilado.
Me
miraba desde la cama y sin una pizca de vergüenza, estaba tan segura de lo que
quería que nada le impediría obtenerlo ahora mismo y yo estaba absoluta y totalmente
dispuesto a complacerla.
Estada
recostada con las piernas cerradas a un lado y los brazos hacia arriba a los
lados de su cabeza, su cabello caía cubriendo sus pechos desnudos, en realidad las únicas prendas que usaba eran un liguero
negro y las medias que este sujetaba.
Al
verme con la boca abierta me sonrió con una sonrisa torcida muy parecida a la
que ella tanto adoraba ver en mí.
Estiro
uno de sus brazos hacia a mí para que me acercase a ella cuidándose mucho de
que su cabello no descubriera alguno de sus pechos, quería torturarme.
No
hizo falta más, me recosté a su lado dispuesto a devorarla con mis labios pero
no me dejo, ni siquiera me dejaba tocarla, me estaba enloqueciendo y esa era su
intención.
Evitaba
mis manos con destreza y seguía sonriéndome cuando me aseguro.
- No pienso ponérselo fácil mi querido príncipe
–
Se
puso de pie y aparto el cabello que cubría sus pechos para que pudiese
contemplar su cuerpo por completo.
Recorrí
con la mirada cada centímetro de su escultural anatomía y confirme lo que ya
sabía de antemano, era perfecta.
Con
su piel más blanca aún que la mía destacando sus hermoso cabello rojo como
fuego, sus labios carnosos eran la más evidente invitación a un beso, sus
largas piernas que incitaban apasionadas caricias, sus pezones rosados
adornaban sus redondos y perfectos pechos que me gritaban que los tocase y les
presentase a mis labios, a mi lengua, a mis dientes.
Me
levante y camine hacia ella que volvió a sonreírme con mi propia sonrisa
torcida.
- Y yo no pienso darme por vencido
princesa – continué avanzando mientras ella se alejaba quedando con la espalda
contra una de las paredes.
Pose
mi mano junto a su cabeza acorralándola en una esquina de la habitación.
Lleve
mi otra mano a su cintura, la pegue a mí e intente besarla, comenzó a esquivar
mi boca de nuevo e imaginaba lo que quería hacerme y lo que quería que yo le
hiciese. Era de lo más excitante y lo que menos necesitaba yo en ese momento
era más estímulo ya estaba a punto de estallar por la excitación.
Intento
escaparse por debajo de mi brazo pero la rodee por la cintura pegando su
espalda a mi pecho.
Aparte
el cabello de su cuello y comencé a besarle desde la oreja hasta el hombro
primero de un lado luego del otro, su respiración se agitaba cada vez más e
intentaba volverse para encontrar mis labios, esta vez fui yo quien la mantuvo
presa entre mis brazos evitando que pudiese besarme.
La
empuje de nuevo contra la pared sosteniendo sus manos lejos de mí cuerpo,
comencé a besar y lamer la piel de su espalda llegando justo al límite donde la
zona cambiaba de nombre.
La
gire para repetir los besos del otro lado de su cuerpo pero me empujo
bruscamente contra la cama arrancando mi playera con el mismo movimiento.
- Ey princesa esa era mi playera favorita
– refunfuñe entre sonrisas.
- Era principito, era – se burlo
descaradamente.
Salte
de nuevo hacia ella que me esquivo moviéndose apenas unos centímetros por lo
que termine estampándome contra un mueble que quedo hecho añicos.
- Uy me parece que algo está afectando
gravemente su concentración mi querido príncipe – seguía burlándose de mí y
vaya que lo estaba disfrutando.
Me
ofreció su mano para ayudarme a ponerme
de pie y la mire enfurruñado para luego halarla hacia mi cuidando que cayese lo
suficientemente lejos de los restos del mueble para poder rodarla y quedar
sobre ella.
Apenas
nos detuvimos busque sus labios con desesperación y ella me recibió igualmente necesitada,
el deseo se acrecentaba con cada roce.
Nuestras
lenguas danzaban en un bien conocido baile y nuestros cuerpos rogaban por más
caricias, añoraban tanto estar compenetrados hasta sentirse uno solo.
Deslice
mi mano por el contorno de su cuerpo desde su brazo levantado por encima de su
cabeza pasando por su pecho donde apenas roce el borde de su pezón endurecido,
su piel era extremadamente sedosa en toda su extensión, baje por su cintura y
al llegar a su cadera la apreté contra mi dureza y la sentí gemir entre mis
labios.
Continué
deslizando mi mano hasta su entrepierna que estaba completamente mojada y
esperando recibirme, apenas deslicé uno de mis dedos dentro de su entrada se
movió bruscamente cambiando nuestra posición para quedar sobre mí.
Con suma delicadeza comenzó a desabrochar los
diez mil botones de mis jeans, tanto pantalón con cierre que tengo en el closet
pensé mientras miraba en su rostro lo mucho que disfrutaba mi sufrimiento.
Cuando
por fin estuve totalmente desnudo ante sus ojos se dio el lujo de contemplarme
con toda la paciencia que ya yo no estaba dispuesto a tolerar.
Me
puse de pie y le arrastre de nuevo contra mi cuerpo, levanto una de sus piernas
para que mi erección se bañase de la humedad de su cuerpo.
Quise
penetrarla sin miramientos de una buena vez para aliviar a mi necesitado cuerpo
pero el dejo de cordura que quedaba en mi mente me recordó que esta sería su
primera vez, controle mis impulsos lo suficiente para llevarla conmigo y acomodarme
sobre la cama permitiendo que fuese ella quien se moviese.
Este
detalle nunca me había importado en las humanas que había poseído, en su mayoría
señoritas en toda la extensión de la palabra, el embriagante olor de su sangre
al desgarrar su virginidad cuando las penetraba era más excitante aún que el
apoderarme de sus débiles cuerpos que al final no eran más que alimento.
Como
todo con Victoria esto era diferente para mi, ser dueño de su cuerpo por
primera vez era importante y me hacía sentir pleno como muy pocas cosas, por no
decir ninguna, me habían hecho sentir antes.
Movía
su entrepierna húmedo sobre mi excitación haciéndome casi imposible el
permitirle controlar la situación, a veces juraría que era ella la que tenía la
capacidad de leer la mente ya que como si supiera lo que pensaba me dijo.
- No te preocupes principito, no vas a
lastimarme, no soy tan delicadita como crees –
Se
deslizo por mis piernas hacia abajo y comenzó a besar mi dureza, hay que ver
que sabía lo que hacía porque movía su boca arriba y abajo comiendo todo a su
paso deliciosamente.
- Vic…toria – repetía su nombre entre
jadeos – te… deseo… Victoria –
Libero
mi miembro de sus besos y volvió a colocar su entrada sobre él, se sentía mucho
más húmeda era fácil notar que me deseaba tanto como yo a ella.
Llevo
sus labios a los míos y la bese como si nunca más fuese a volver a besarla,
necesitaba saciarme de ella, de su olor, su sabor, quería saborear hasta el más
intimo rincón de su cuerpo.
Me
gire sobre ella y baje besando su cuello me detuve entre sus pechos
deleitándolos de uno en otro para seguir por su vientre plano directo a la
fuente de su divino néctar.
Lamí,
bese y mordisquee en repetidas oportunidades llevándola al éxtasis sobre mi
boca, pronunciaba mi nombre entre jadeos una y otra vez, produciendo
escalofríos en todo mi cuerpo solo por escuchar su voz entrecortada por la
excitación que le producía mi boca en su centro.
Volví
a recostarme sobre la cama y la atraje sobre mí.
Comenzó
a dejarme entrar a su cuerpo lentamente y luche contra mi lado más egoísta para
no lastimarla perdiendo el control.
Pronto
estuve por completo dentro de ella y en cuanto se sintió a gusto comenzó a
moverse en busca del placer compartido, ya no pude resistir más la desesperada
necesidad de su cuerpo y la gire para quedar sobre ella, las embestidas contra
su cuerpo fueron mucho más furiosas, besaba sus labios o cada centímetro de su
piel que estuviese al alcance de mis labios.
Coloco
sus piernas alrededor de mis caderas apretándome más hacia su centro para que
la llenase más de mí.
La
sentí tensar su cuerpo justo antes de que las olas de placer estallasen
alrededor de mi excitación llevándome con ella en el más delicioso orgasmo.
Un
par de minutos después me deje caer junto a ella en la cama y la estreche
contra mi pecho.
Un
sentimiento de calidez casi indescriptible lo llenaba todo en mí.
- Te amo Vicky – susurre contra sus
cabellos – te amo como a nada en este mundo -
- Yo también te amo, Edward – volvió a
buscar mis labios y en pocos minutos volvimos a la batalla.
Nos
amamos una y otra vez de todas las formas que conocíamos y de las que
descubrimos en el camino.
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Hola mis Amores, aquí su adorado Principe algo cansado después
de tanta acción, bueno aunq los vampiros no se cansan jajajajajajaja.
Dejen sus comentarios.
L@s quiero muchísimo.
3 comentarios:
Wiiiiiiiii
mi gabyy hermossaa!
fui la primera je je
ehh: hace calorr..!
Me encaantooo ya quiero saber mas
de esta historiaentrew victoria y edward!
Ahh yo tambien quiero ser una vampire princess!
simplemente precioosoooO! (K) kisses and bites!
AH! mi PV nunca deja de sorprenderme, es tan.... perfecto.
Entre amores escondido mi amor aguarda discreto que es mi Príncipe Vulturi el que alivia mi sufrimiento.
Besotes mi "reina de corazones"
Querida Gaby:
Tendre que irme directo a darme un baño de agua fria,¡hahahaha! estuvo genial y estoy esperando el próximo cap...
Gaby, hay algo que me gustaria decirte, ¡yo nunca he escrito nada pero siempre tuve la inquietud de hacerlo,tengo una historia con apenas 6 capitulos, y me preguntaba si te gustaria leerlos y si resulta buena, tal vez podrias subirla en tu blog, solo es una pequeña sugerencia pero si no te interesa no hay problema, no pasa nada y seguimos leyendonos como siempre ¡Ok! si te animas me avisas mi correo elect. flawer_1969@hotmail.com
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