Principe Vulturi - Cap IV

Capítulo IV: Decisiones.

-     Edward trae a la acusada -  ordeno mi padre desde el interior de la sala – debe estar presente para escuchar la decisión que se ha tomado sobre su destino y para la aplicación del correctivo correspondiente, si llegase a ser necesario – abrí la puerta buscando a Cayo con mirada, caminaba hacia mi padre posicionándolo entre nosotros, sus pensamientos me hicieron enfurecer aun más, si es que eso era posible, “no me atacaras, Aro podría salir lastimado en la trifulca”.

Necesite de todo mi autocontrol para no abalanzarme sobre él en ese instante, ya llegaría el momento de cobrarme este mal rato, no lo iba a dejar pasar así de fácil.

“Pero con razón quieres conservarla mocoso, aun andrajosa como esta se puede ver que es hermosa, ¿No te era suficiente con hacerla tuya antes de matarla?” aquella retorcida sonrisa en el rostro de Cayo mientras la devoraba con los ojos fue la gota que derramo el vaso iba a arrancarle la cabeza para acabar con su maldita existencia.

Sentí como apretaban mi mano cuando intente moverme y los pensamientos aterrados de la vampiresa que lo hacía me hicieron dudar alejándome de mi objetivo.

“Voy a morir, voy a morir, voy a morir” repetía en su mente una y otra vez. Creo que de serle posible ya se habría desmayado, me acerque a ella y pase mi brazo por sus hombros para susurrarle al oído.

-     Todo va a salir bien, no te preocupes, nadie va a lastimarte lo prometo – ya yo lo sabía, Marco había tomado una decisión y la daría a conocer justo en este momento.

-     Por mi ambos pueden quedarse, pero que Edward se haga responsable si se sale de control, el será quien reciba el castigo que le corresponda a ella de ser así y tu aceptaras que reciba ese castigo sin entrometerte en su defensa Aro – anunció Marco antes de abandonar la cámara para retirarse a sus habitaciones.

Me encontré con la mirada iracunda que Cayo le daba a la vampiresa a mi lado.

Por un momento pensé que se lanzaría contra ella, admito que desee que lo hiciera, le habría matado incluso antes de que rozara uno solo de sus cabellos.

Ya no tenía idea de la razón pero ella se había convertido en lo más importante para mí ahora. Sería capaz de todo por ella y si como bonificación extra conseguía algo tan placentero para mí como acabar con la vida de Cayo, no sería yo quien se enfrentara a los designios del destino.

“llévatela de aquí de inmediato Edward, no tientes a la suerte y menos aun a la escasa paciencia de Cayo” ordenó mi padre en sus pensamientos.

-     Ya que se ha tomado una decisión lo mejor será retirarnos todos a nuestras respectivas habitaciones para relajarnos un poco – concluyó en voz alta dando por terminada la audiencia.

Todos abandonamos la sala al momento.

La arrastre rápidamente a mi habitación, un encuentro con Cayo a solas en los pasillos definitivamente no terminaría bien, para él.

Una vez en mis habitaciones le indique donde podía asearse le entregue alguna ropa mía, ya luego compraríamos algo para ella, en cuanto pudiese tener un mayor autocontrol en presencia de humanos, y la deje sola para que se arreglara.

En cuanto cerró la puerta del vestier me lanza en el sofá y prendí la TV, un leve golpeteo en la puerta me hizo levantarme para abrir.

Una de las doncellas de Sulpicia estaba allí, una vampiresa bajita que apenas lograba distinguir a través del montón de vestidos que traía, la mire confundido.

-     Mi ama envía estos vestidos para su compañera amo Edward – susurro aquello en un tono imposible de escuchar para un humano, los tome y los deje en la habitación para luego contestarle.

-     Dale las gracias a mi padre – sabía que era él quien estaba detrás del desinteresado gesto - y no me llames amo, lo detesto ya te lo he dicho – hizo una pequeña reverencia y se retiro.

Revise los vestidos, el estilo de Sulpicia era mortuorio y anticuado pero arrancando un poco de aquí y de allá podría sacar un par lo suficientemente decente para que usara mientras comprábamos algo para ella.

Tome uno negro con falda larga de capas y arranque las capas inferiores con cuidado de no romperlo, en la parte a arriba tenia mangas largas y cuello de tortuga en una tela transparente que también separe del vestido.

No era diseñador de modas pero el vestidito strapples con falda que debía llegarle a la rodilla seguramente le luciría mejor que aquel habito que era antes de remodelarlo y mucho mejor que mis ropas que debían quedarle enormes.

Apenas roce la puerta del vestier cuando la entreabrió lo suficiente para sacar la mano y tomar el vestido, claro seguramente había escuchado la conversación, es un vampiro Edward recuérdalo pensé.

Me lance de nuevo al sofá cambiando los canales a velocidad vampírica, sin prestar atención a los programas.

Solo podía concentrarme en sus nerviosos pensamientos y de verdad necesitaba concentrarme pensaba en tantas cosas a la vez, estaba descubriendo las capacidades de su nuevo cuerpo y estaba maravillada.

Me enfoque en aquellos referentes a mí, eran los que más me interesaba conocer “¿Cómo agradecerle lo que ha hecho por mí? ¿Cuáles serán sus intensiones? ¿Cómo debo comportarme?” sus pensamientos eran tan propios de una humana que me llenaban de una extraña ternura.

Esta desconocida despertaba en mi sensaciones totalmente nuevas, era fascinante.

Cuando por fin salió, con la cabeza gacha y las manos jugueteando con la tela del vestido, ¿acaso podía versa aun más humana?, aquello era increíble, hecha un incontrolable manojo de nervios me pregunto

-     ¿Y ahora qué debo hacer? – estaba segura que le cobraría el haber salvado su vida de alguna forma y juro que las formas que se imaginaba eran satisfactorias en todo sentido.

Me puse de pie y me acerque a ella, tome su rostro entre mis manos y la sentí estremecerse por el roce, lo levante para mirarla directo a los ojos.

Su mirada rojo brillante, nada parecido al borgoña de la mía ya cambiaria con el tiempo, dejaba escapar tantas emociones, agradecimiento, confianza, temor, admiración.

-     Nada que no quieras – le respondí sinceramente – no me temas no voy a lastimarte de ninguna forma, incluso no tienes porque quedarte conmigo si no es tu deseo – una rotunda negativa invadió su mente, esa reacción me alegro profundamente, no quería que la alejara de mi, pero no dijo nada - primero me gustaría saber tu nombre, ya que tú conoces el mío preferiría estar en igualdad de condiciones – me aleje un poco de ella para poder contemplarla.

Ahora que estaba completamente limpia, peinada y con ropa nueva se veía muchísimo más hermosa por supuesto.

Era joven, 20 años a lo sumo, los rasgos de su cara eran finos y delicados con labios carnosos y llamativos.

Su nuevo diseño Edward Vulturi, ya sabía que en mundo de la moda tenia futuro en caso de llegar a necesitarlo deje escapar una risita, le lucia de maravilla, dejaba ver sus piernas largas y cremosas muy bien torneadas. Se ceñía a su torso mostrando la generosidad de sus pechos y la estrechez de su cintura mas abajo.

Seguramente fue una humana muy hermosa pero la vampirización le había sentado fenomenal, de eso no cabe duda.

Pude sentir un creciente deseo en mí.

Quería acariciarla, besarla, estrecharla contra mi cuerpo, poseerla para no dejarla ir jamás.

Cálmate Edward, ella debe tomar la iniciativa en esto, me reprendí a mí mismo, ahora era el niño bueno que tonteria.

Su piel debió haber sido igual de blanca cuando era humana pues contrastaba perfectamente con el rojo ladrillo de su cabello que caía ondulado hasta la mitad de su espalda.

Después de un largo silencio su voz me saco de mis pensamientos.

-     Eh… Victoria, me llamo Victoria – musito.

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Bueno y allí esta, otro capi de la que al parecer se ha vuelto una de las historias favoritas de mis lectores.

Toda mi familia y seres queridos les agradecen el no atentar contra mi vida jajajajajajaja.

Sé que en este momento no debo ser muy querida para ustedes, pero  en el mismo momento que comencé a escribir este fic Victoria fue la vampiresa que quise para Edward, claro así como vemos a un Aro diferente, es una Victoria diferente.

No la odien ni a mí con ella.

L@s quiero mucho.

Gaby Black.