Free Cursors Sondra Twilight Fanfics: 10 sept 2009

jueves, 10 de septiembre de 2009

EL OTRO LADO DE LA LUNA - CAPITULO I


El fin de la vacaciones.


Al abrir los ojos me cegó la luz que se filtraba por mi ventana, esto era algo realmente fuera de lugar en donde yo vivía. Forks se caracterizaba por sus días sin sol en los cuales debías agradecer si no llovía, una mañana como esta era la despedida perfecta a las vacaciones de verano que estaban por terminar y yo no podía desperdiciarla siguiendo en cama así que me levante y entre al baño. Ya debía estar entrada la mañana cuando baje las escaleras siguiendo el aroma de lo waffles que provenía de la cocina, mi estomago gruñía resentido por mantenerlo vacío hasta tan tarde.
Mi madre, Esme, servía un par en el plato frente a mi padre que la miraba sonriente. Se podía sentir el amor entre ellos, habían nacido para estar juntos, eso era evidente.
- Al fin saliste de la cama cariño – me dijo mama al verme cruzar la puerta hacia la mesa – de inmediato te sirvo el desayuno – se acerco y beso mi frente al tiempo que pasaba sus manos por mi cabello rebelde tratando de peinarlo un poco.

- ¿Tu hermana no se ha levantado aún? – pregunto mi padre mientras se llevaba a la boca un gran trozo de waffle.



- No la escuche - respondí – si quieren subo a buscarla.


- No será necesario hermanito, ya estoy aquí – respondió Alice mientras entraba dando brinquitos a la cocina – ummm!!! mama huele delicioso y me muero de hambre.


Ese pequeño monstruo de cabello negro corto y piel pálida, típica de Forks, además de ser mi hermana era mi mejor amiga, para mis padres siempre fue algo desconocido las peleas entre hijos de las que hablaban sus amigos, no puedo negar que algunas veces pude sentir unas fuertes ganas de matarla pero solo con sonreírme aplacaba cualquier sentimiento en su contra.
- ¿Qué planes tienen para el día de hoy chicos? Es el último sábado de las vacaciones y supongo que tendrán algo planeado – se escucho la voz de mi padre salir desde detrás del periódico.

- Yo la verdad pienso ir de compras, necesito todo un nuevo guardarropa para el nuevo semestre de clases y Rosalie me espera para ir a Port Angeles– respondió Alice. Rosalie era la mejor amiga de mi hermana y ambas eran fanáticas, por no encontrar una mejor palabra para describirlas, de la moda. Claro debo agregar que su hermano Jasper besa el suelo por dónde camina Alice y viceversa.
- Y yo no tengo nada planeado – agregue – supongo que bajare a la playa a surfear un rato.

Termine de desayunar y subí a recoger mis cosas para salir cuando escuche la voz de Alice en la puerta de mi habitación.
- Podrías dejarme en casa de Rose camino a la playa nos iremos de compras en su auto.



- Claro, dame unos minutos para terminar de recoger algunas cosas y avísale a Jasper para que venga a la playa conmigo.
Puse una toalla, mi braga térmica y una muda de ropa limpia en mi mochila y me dispuse a salir.

Alice me esperaba con el auto encendido y la puerta de la cochera abierta, siempre tan poco paciente esta criatura pensé.


Nuestra situación económica era bastante cómoda y aunque no nadábamos en dinero podíamos darnos unos cuantos lujos. Mi auto era un jeep liberty amarillo Caterpillar con todos los accesorios necesarios para un todo terreno, lo que me permitía llegar a donde quisiera entre los bosque de Forks, además llevaba en el techo una estructura especial para colocar mi tabla, Alice tenía un honda civic gris plomo que parecía preparado para las carreras clandestinas, muy acorde a su personalidad de pequeño torbellino.


Todo esto gracias a que mi padre, el Dr. Carlisle Cullen, trabajo unos cuantos años antes de que yo naciera como cirujano plástico en los Angeles y después de nacer Alice mi madre quiso mudarse a un lugar más tranquilo donde sus pequeños pudieran crecer alejados de los peligros de las grandes ciudades, así que papa vendió la clínica y consiguió una plaza en el hospital de Forks, del que actualmente es el director general. Mi madre provenía de una familia acomodada y al morir su abuela, quien siempre la vio como su nieta favorita, recibió una pequeña fortuna lo que mejoro aun más el estado financiero de la familia Cullen.



El camino a casa de los Hale fue rápido y la verdad yo trate de acortarlo aún más pisando fuerte el acelerador ya que Alice me traía loco con una música electrónica que escuchaba en la radio, mientras daba golpecitos con los dedos por todo el tablero de mi auto.

No la deje ni bajarse del auto cuando apague la radio, me fulmino con la mirada rápidamente y me dijo
- Gracias por el aventón hermanito – y no pudo evitar despedirse con una sonrisa.


Se abrió la puerta de la casa tipo colonial, pintada de azul pastel frente a la que me detuve y vi salir a Rosalie para recibir a mi hermana. Era una visión, tenía el cabello rubio y unos hermosos ojos azules que flanqueaban una nariz perfecta justo por encima de unos carnosos y provocativos labios que esbozaban una gran sonrisa en dirección al pequeño monstruo, bueno a Alice.
En otros tiempos yo babeaba con solo verla, pero después de tantos años de conocerla ya era como una hermana para mí.



Se acerco al auto saludándome con la mano y me dijo



- Buenos días Edward, Jasper pidió que lo esperes un momento – yo asentí y ella me sonrió y camino para alcanzar a Alice que ya entraba a la casa.
Alrededor de unos 5 minutos después Jasper salió a la carrera por la puerta en dirección a mi auto lo escuche gritarle a mi hermana y lanzarle un beso con la mano como despedida mientras ellas se subían al auto de Rosalie.
Yo también levante la mano para despedirme mientras Jasper colocaba su tabla en la parrilla y se subía al auto.
- La mañana esta genial para un día de playa, debemos aprovecharlo antes de que la lluvia nos lo arruine – me dijo al momento de estrechar mi mano como saludo.
- Estas en lo cierto, así que vámonos de una vez para encontrar las mejores olas.

Al llegar a la playa nos cambiamos rápidamente en el auto cada uno tomo su tabla y corrimos a la orilla, había unas cuantas olas de buen tamaño y nos disponíamos a lanzarnos al agua cuando escuche una voz a mi espalda que decía,
- Eh… Cullen ¿qué te trae por mi playa?
Volví el rostro para ver a tres chicos morenos dirigiéndose hacia nosotros. Eran enormes, con el cabello negro y ojos igual de oscuros. Eran quileutes de la reservación india de La Push donde quedaba first beach, es decir la playa donde estábamos.

El que encabezaba el desfile era el más alto y tenía el cabello largo por debajo de los hombros.
- Buenos días Black – le respondí – pensaba pasar por tu casa al salir de la playa.


El extendió su mano hacia mí y la estreche mientras correspondía a su amplia sonrisa.
- Pudiste llamarme para encontrarnos aquí no te parece – me reprocho.

- Pensaba saludar también a Billy y pasar por el garaje a darte una mano con la camioneta. Le dije mientras estrechaba las manos de Quil y Embry, los otros dos chicos que le acompañaban.
Ese era Jacob Black, mi mejor amigo.
La primera vez que lo vi tendría alrededor de seis años y yo unos siete recién cumplidos, mi familia tenía poco tiempo de haberse mudado a Forks y acompañaba a mi padre para hacer la ronda en el hospital. El me explicaba cada caso con mucha paciencia para que pudiera comprenderlo, creo que siempre tuvo la esperanza de que yo lo siguiera en su profesión, pero mi reacción ante la sangre nunca había sido buena, me desagradaba su olor, y con los años lo olvido. Uno de los pacientes del hospital había sufrido un accidente automovilístico hacia ya un par de semanas y mi padre llevaba el caso. Su nombre era Billy Black. Mientras caminábamos a su habitación papá me dijo que a raíz del accidente tenía una lesión en la columna y no podría volver a caminar. En cuanto entramos Billy saludo a mi padre amablemente y le pregunto cuándo podría regresar a casa, papá le explicaba algunas cosas sobre lo que debía hacer de regreso en casa y yo deje de prestar atención a lo que decían y me quede mirando el televisor que estaba encendido y pasaban dibujos animados. Entonces escuche a Billy decirme.
- Si quieres puedes sentarte con Jake –
Cuando lo mire señalaba el mueble de visitas y recostado allí estaba un niño moreno, desgarbado que me miraba con evidente curiosidad.
- Hola, soy Edward Cullen – lo salude al sentarme.

- Eh... yo soy Jacob Black – respondió y luego me sonrió.
A partir de aquel día nos volvimos inseparables, si yo no iba a La Push, él venía a casa, mi madre que lo adoraba, siempre se refería a él cómo su tercer hijo y a Alice no le costó mucho acostumbrarse a ese nuevo hermano postizo con el que peleaba mucho más que conmigo. Las hermanas de Jake, Rachel y Rebecca, eran mayores que nosotros y se llevaban muy bien con Alice a la acogieron como su hermanita menor y esto le encantaba al pequeño monstruo. En cuanto a Jake y a mí, eso era harina de otro costal, les gustaba mantener la distancia ya que eran el blanco principal de nuestras “pequeñas” bromas infantiles. Solíamos salir de pesca con Jacob y Billy cada vez que papá podía darse una escapada del hospital, entre nuestros padres también se había desarrollado una gran amistad.
Ayudábamos a la familia Black en todo cuanto podíamos. Sara la esposa de Billy, había muerto hacía ya unos cuantos años así que Billy se había encargado siempre de todo en la casa y de los tres chicos. Después del accidente Sue y Harry Clearwater junto a sus hijos Leah y Seth también colaboraban en todo cuanto podían con los Black, terminamos siendo todos una gran familia.


Después de que se terminaron las olas grandes fuimos todos a casa de Jake, entre para saludar a Billy y luego camine al garaje para ayudarlo con la vieja camioneta chevrolet que estaba restaurando. Había pertenecido a su abuelo o quizás a su tatarabuelo y por eso insistía tanto en traerla de nuevo a la vida.
- Este cacharro cada vez toma mas forma Jake – dije alegremente mientras entraba al garaje.
- Pues yo tengo serias duda de que algún día vuelva a funcionar – agrego Jasper con una fuerte risotada.

- Cada vez estoy más de acuerdo con Jazz – refunfuño Jacob mientras miraba una pieza de hierro irreconocible que estaba muy oxidada que parecía ser parte de otra que se veía aun peor.
Pasamos el resto de la tarde en el garaje bromeando mientras trabajábamos en la camioneta y al caer la noche escuchamos a Billy que nos llamaba para que fuéramos a comer. Nos sirvió pasta en cantidades abundantes y durante la cena no pronunciamos prácticamente ni una palabra, parecía que no comíamos hace semanas.
Después de comer nos sentamos en el pequeño salón de la casa para ver televisión y conversar un rato más. Pasaban una película que se suponía debía asustar, había vampiros, hombres lobo y por supuesto una damisela en apuros.
- No sería tan mala si los efectos especiales no apestaran – se quejo Quil – el tipo arrancándose la piel a pedazos para convertirse en lobo es muy poco convincente.
- Supongo que tú conocerás muchos licántropos y nos puedes explicar mejor como se da la cosa ¿no? – agrego Embry lo que coreamos todos con sendas carcajadas.
Un rato después la voz de Billy nos aparto la vista del televisor.
- Como te preparas para tu primer día en el último año Edward – me pregunto sonriente – me parece que fue ayer cuando Jake y tu se conocieron y ya están a punto de graduarse de secundaria.
Los chicos de la reservación iban a la escuela de allí pero solo hasta la preparatoria, los que querían seguir sus estudios debían hacer la secundaria en Forks por lo que hacía un año también íbamos todos juntos al instituto.

- Supongo que igual que para los años anteriores, no me he tomado el tiempo de pensar mucho en la graduación – respondí.
Alice y Rosalie estaban un año por debajo de nosotros y se la pasaban quejándose por que pronto las dejaríamos solas en el instituto, yo solo podía comentar, a manera de broma, el alivio que sentiría por separarme un tiempo del pequeño monstruo antes de que seguramente me siguiera a la universidad, inclusive la hice prometerme un par de veces que no trataría de adelantar año solo para poder graduarse conmigo, nunca encontró la gracia en mis comentarios y terminaba aventándome cualquier cosa a la que pudiera echar mano.


Ya era tarde cuando decidimos regresar a casa, me despedí de Jake y de Billy prometiéndole al primero que vendría al día siguiente apenas abriera los ojos para seguirle ayudando con la camioneta. Acerqué a Quil y a Embry a sus respectivas casas y luego deje a Jasper en la suya.



Cuando llegue a la mía Alice estaba en el salón mostrándole todo lo que había comprado a mi madre y mi padre rodaba los ojos en señal de agonía cada vez que ella no lo miraba.


Salude y subí rápidamente las escaleras a mi cuarto antes de quedar atrapado en medio de un desfile de modas interminable.
A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo que hubiese querido y pude ver por mi ventana él, ahora sí muy propio de Forks, cielo nublado por el que no se filtraba ni un pequeño rayo de sol.
Me vestí perezosamente y baje las escaleras para dirigirme a la cochera, mi madre ya estaba en la cocina y se sentía un delicioso aroma de café recién colado que me hiso regresarme.


- Buenos días mamá – le dije mientras me servía una taza de café y tomaba una tostada con mantequilla de la mesa.
- Buenos días – me respondió -¿Ese será todo tu desayuno Edward Anthony Cullen? Me encogí de hombros mientras le decía.


- Prometí a Jake irme a su casa en cuanto me levantara y sabes como es no debe tardar en llamar.


- ¿Aún tratan de reparar la camioneta? – pregunto con algo de incredulidad - Salúdalo de mi parte y dile que si no viene a visitarme pronto lo borrare de mi testamento.

Asentí y me despedí con la mano mientras corría a la cochera, no había terminado de encender el coche cuando mi celular vibro, lógicamente era un mensaje de Jacob preguntándome donde estaba, entorne los ojos y no le respondí.



Al llegar a la casa de Jake lo vi que caminaba del garaje hacia la casa con el celular en la mano, seguramente ya me estaría escribiendo otro mensaje ahora con un lenguaje no apto para menores de edad. Me reí para mí mismo y toque el claxon para que me viera.

Corrió hacia mi carro y me lanzo un papel que debió ser blanco alguna vez todo arrugado y manchado de grasa que tenía una gran cantidad de garabatos, que apenas lograba descifrar, escritos con bolígrafo al mismo tiempo que decía
- Necesito todos estos repuestos para la camioneta, ¿podríamos ir un rato a la ciudad?

- Claro hermano, buenos días - le recordé.
- Ok ok buenos días, espérame aquí voy por algo de dinero – me respondió.

- Como diga mi capitán – me llevé la mano a la frente imitando un saludo militar y me carcajee.


Tardamos como una hora en llegar a la ciudad, aprovechó el viaje para explicarme con detalle la lista y discutimos los posibles sitos donde podríamos encontrar todo, también le di el mensaje de mi madre y se mostro apenado porque desde que trabajábamos en la camioneta no se había acercado por la casa. Pasamos gran parte de la mañana entre chiveras y tiendas de repuestos buscando lo que le hacía falta.
Logramos juntar casi todo y lo que no lo dejamos encargado en las tiendas donde prometieron tenerlo para la próxima semana.
Ya era casi mediodía, lo recordé porque mi estomago comenzó a quejarse.



- Eh… Jake ¿qué tal si almorzamos algo antes de regresar a tu casa? – le pregunte.


- Claro Ed, la verdad ya te iba proponer lo mismo mis tripas rechinan de hambre. Comimos hamburguesas en un Mc Donald´s que estaba cerca de donde parqueamos el auto y regresamos a su casa.
La tarde se nos hiso corta cambiando piezas para la camioneta, ya solo nos faltaban los repuestos pendientes así que no podríamos hacer mucho más hoy.
Apenas me di cuenta cuando comenzaba a anochecer y decidí que era hora de regresar a casa.

Me despedí de Jake y de Billy y me encamine a mi hogar.


Venia algo distraído pensando en el día de mañana cuando vi un carro que no había visto nunca antes parado frente al portón de una casa esperando que lo abrieran. Era un mercedes benz S65 AMG negro, pasar tanto tiempo con Jake rendía sus frutos, con papel ahumado muy oscuro en todas las ventanas, era imposible ver alguien dentro del coche. Realmente jamás había puesto atención a aquella casa porque, al menos que yo recordara, nunca nadie había vivido allí. Ahora que lo notaba estaba totalmente fuera de lugar para una pequeña ciudad, lo único que alcanzaba a ver eran los grandes muros de piedra que la rodeaban, no era común en Forks ver casas amuralladas ya que era una ciudad muy segura. Aunque esta casa estaba alejada de la ciudad más bien estaba a mitad de camino entre Forks y la Push y algo escondida en el bosque. Quizás esa sería la razón para tanta seguridad, estaba en medio de la nada. Seguro el dueño era algún famoso actor estrafalario que quería una casa de campo donde nadie pudiera dar con él, si este era el caso, este era el sitio perfecto.

EL OTRO LADO DE LA LUNA - PREFACIO




Me desperté sudando era uno de esos sueños extraños en los que alguien te persigue y por más que corres no logras escapar. No sabía de quien o de que corría, yo solo corría.