Capítulo II: Deberes y obligaciones
Pasaba mis días entre los entrenamientos de lucha
y mis lecciones de rastreo, Demetri era por mucho el mejor rastreador de la
guardia y a pesar de no gustarle mucho compartir lo que sabía, debía enseñarme
cuanto podía por petición expresa de mi padre. Demás está decir que yo como
rastreador era un excelente filósofo.
Con el tiempo comenzamos a llevarnos mejor. Después
de Aro, él y Félix eran con quienes más hablaba, quizás por ser con los que más
compartía o por algo más la verdad no lo sé pero ellos habían llegado a confiar
en mí, éramos amigos por llamarlo de algún modo.
Otra con quien solía tener largas conversaciones era
Renata, disfrutaba tanto como yo de la lectura y pasábamos gran parte del
tiempo hablando de los últimos libros que habíamos leído y recomendándonos
nuevas lecturas.
Sabía perfectamente que Aro, a pesar de nunca
haber hecho mención de ello, no era necesario, deseaba que entre ella y yo
naciera algo más que la evidente amistad que existía.
Para él siempre había sido preocupante mi falta
de compañera, entre los de nuestra especie la soledad era el común denominador,
pero una vez que te establecías con un aquelarre lo normal era que se tuviese
una.
Me hablaba de cómo había conocido a Sulpicia y de
lo importante que era su compañera para él.
Trataba de tocar el tema siempre que podía, unas
veces más discretamente otras directo al punto, la segunda era su opción
predilecta, para que dar rodeos conmigo si siempre conocía sus intenciones, era
textualmente un libro abierto para mí, todos lo eran. Aun cuando trataba de
bloquear sus pensamientos gran parte del tiempo para darles intimidad no
siempre me esforzaba mucho en ello.
- Hijo – le
escuche decir con voz muy suave, ya sabía a
qué venía, las imágenes de los vampiros y vampiresas que vendrían de
visita dejaron explicitas sus intenciones.
- Padre, no
prometo nada, conoceré a todos pero no me obligare a estar con alguien solo
para que dejes de pensar que me siento solo, sabes perfectamente que no es así
– el asintió en medio de un profundo suspiro mientras pensaba “sabes que no
quiero entrometerme, solo quiero que seas feliz”
- Lo sé –
respondí a su pensamiento mientras el salía de mi habitación.
Gran parte de lo que le decía era cierto, no
sentía la necesidad de una compañera o por lo menos no había conocido a nadie
que me la hiciera sentir.
Mis necesidades físicas eran satisfechas muchas
veces por mis hermosas victimas, en eso era muy selectivo cuando yo mismo me
proveía de alimento, escogía a las más hermosas, seducía a muchas, era
demasiado fácil, caían en la red de mis encantos sin poder resistirse y
preferían morir antes de apartarse de mí, en eso las complacía siempre.
También se me iba el tiempo en el cumplimiento de
mis funciones de la guardia, que no eran muchas, ayudar con los interrogatorios
o más bien solo estar presente y corroborar si los acusados decían o no la
verdad.
Mientras Aro necesitaba tocar a una persona para
conocer sus pensamientos, toda su historia pasada, yo podía leer la mente a la
distancia, aunque solo lo que pensaban en el momento.
Gracias a mi muy útil don me encargaba de
entrevistar a todos aquellos vampiros que solicitaban audiencia con los
ancianos para conocer sus intensiones antes de concederla. Marco y Cayo
detestaban el sentir que sus vidas podían estar en mis manos para disponer de
ellas a mi gusto, estaban seguros que por ellos no me preocupaba en lo más
mínimo pero de igual manera sabían que nunca pondría la vida de Aro en peligro,
tenían razón en ambas cosas.
Por las noches era otra cosa, era el tiempo para
mí, siempre y cuando no tuviésemos que hacer fuera de la fortaleza, me dedicaba
a tocar, a leer o a escribir la mayoría de las veces. También disfrutaba de
escuchar música o ver películas.
Mi habitación era mi santuario, estaba atestada
de estantes por doquier, llenos de libros, Cd, Dvd, un estéreo gigantesco que
me había regalado Aro hacia un par de años, para estas mismas fechas y el
enorme LCD que me había dado el año anterior, todo cuanto quisiera para mi
tiempo de esparcimiento.
Solía regalarme cosas todo el tiempo al igual que
yo a él, era su forma de expresar sus sentimientos hacia mí, pero para estas
fechas siempre me hacia los mejores regalos, tenia autos, departamentos,
computadores portátiles, celulares, le intrigaba la tecnología y lo fácil que
se me hacia aprender a utilizarla. Nunca me fue necesario preguntarle el porqué
de los regalos en esta época, era el modo en que celebraba el aniversario de mi
llegada a su vida, también era la razón de las visitas que esperábamos, daría
una reunión en mi honor, no era una costumbre vampírica la celebración de
fiestas, pero Aro disfrutaba mucho humanizar el aquelarre en algunas ocasiones
y esta era una de ellas.
No puedo recordar fiestas de mis años como
humano, pero seguramente no se parecerían en nada a esta.
Para todos los vampiros que había conocido desde
que formaba parte de losVulturi todo lo que sucedía dentro de estas paredes era
un misterio, imaginaban un sinfín de cosas, algunas hasta llegaban a
sorprenderme que era mucho decir.
Nosotros éramos para otros vampiros lo que ellos
para los humanos, si supieran que tan normales podíamos llegar a ser, nada
fuera de lo común, para ser vampiros claro está, sucedía en la fortaleza cuando
estábamos solos.
Cuando no me distraía en mis múltiples
actividades, aquellas noches en que mi naturaleza tomaba el control de mis
actos, salía de casería. Muchas veces jugaba al superhéroe y eliminaba asesinos
y ladrones, otras yo me convertía en el asesino cuando alguna pobre e indefensa
chica con un olor suculento se atravesaba en mi camino, era incontrolable,
bebía de ella sin titubeos, sin el menor remordimiento y lo disfrutaba al
máximo.
En contadas ocasiones no pude evitar dar cacería
a alguna chica dentro de las paredes de Volterra. Era más excitante que
cualquier otro sitio, mi evidente irrespeto por las leyes me llenaba de una
especie de adrenalina, por darle algún nombre, que me enloquecía.
Era una de las pocas razones por las que Aro se
molestaba conmigo, de haber podido me habría castigado, a veces sus
pensamientos eran demasiado paternales.
Incluso llego a retirarme el habla a manera de
reprimenda en algunas ocasiones, aquello era realmente graciosísimo un vampiro
de sopotocientos mil años aplicando la ley del hielo a su hijo.
Aunque debo confesar que me lo hacía pasar mal,
odiaba que no me hablara pero él lo soportaba menos y siempre era el primero en
ceder apenas pasados un par de días.
Aquel día amanecieron varias víctimas en la
ciudad evidentemente atacadas por algún vampiro. Me miro con los ojos
entrecerrados. Solo coloque mi mano sobre su brazo para mostrarle mi
comportamiento intachable de los últimos meses y me sonrió evidentemente
aliviado.
Había hombres entre la victimas y eso no era muy
de mi gusto, solo bebía de hombres cuando eliminaba lacras de las calles y solo
por no desperdiciar el preciado liquido, además mis juegos heroicos siempre
eran fuera de la ciudad.
Por las referencias que tuvimos de los cadáveres
y la cantidad seguramente era un neófito fuera de control.
Félix, Demetri y yo fuimos asignados a la captura
y traslado ante los ancianos del presunto agresor.
Al caer la noche salimos en busca del vampiro
cuyos días estaban contados, nada le libraría del castigo correspondiente o eso
creía yo.
Debía ser una imagen aterradora incluso para un
vampiro, tres figuras cubiertas de pie a cabeza con capas negra moviéndose
acompasados uno con otro, tan sigilosamente en una marcha inaudible.
Fue fácil encontrar el rastro, era un efluvio muy
dulce que se hizo de alguna manera llamativo para mí en extremo.
- Me parece
la oportunidad perfecta para que probemos de que han servido las lecciones de Edward,
¿No te parece? – dijo Félix en tono burlesco mirando a Demetri.
- Bueno, supongo
que tenemos tiempo de sobra para perder esta noche – respondió el interpelado
lanzando un sonoro suspiro.
Ignore por completo sus comentarios, ninguno
había notado mi evidente interés por aquel efluvio lo que haría imposible que
perdiera su rastro con facilidad.
Comencé a moverme hacia la dirección en la que se
hacía más fuerte.
Era increíblemente sencillo seguirlo para mí
porque me sentía extremadamente necesitado de él. Tenía que encontrarla porque
sabía que era ella, una vampiresa.
Félix y Demetri me seguían de cerca, el primero
dudoso, el segundo sorprendido de lo decidido y acertado de mi búsqueda.
No paso mucho tiempo cuando di con su escondite,
el sótano de una tienda de abarrotes.
Cuando entramos se lanzo contra nosotros gruñendo
y lanzando golpes descontroladamente, apenas pude sostenerla a tiempo para
evitar que Félix acabara con ella.
Necesitaba lograr que se calmara lo suficiente
para regresar con ella o Demetri y Félix la matarían aquí mismo.
Era demasiado fuerte, claro era una neófita, la
lance contra la pared con todas mis fuerza y no le di tiempo de atacar de nuevo
cuando le grite
- Niña
estúpida, detente de inmediato o morirás aquí mismo –
Mis palabras la tomaron por sorpresa y perdió la
concentración en su nuevo ataque dándome algunos segundos para poder hablarle
de nuevo.
- No muevas
un solo musculo si quieres vivir – extendí mis manos hacia ella en gesto
conciliador, quería hacerle entender que no le atacaría – debes acompañarnos,
has estado fuera de control y eso debemos arreglarlo –
Miraba mis manos aterrada sin decir palabra
alguna. Sus pensamientos eran temerosos e incoherentes.
Levanto su mirada que se encontró con mis ojos,
durante un momento que pareció eterno nos perdimos en aquel contacto visual
como si acabásemos de encontrar algo que habíamos buscado por mucho tiempo.
Solo reaccione cuando sentí su mano posarse sobre
la mía y pude ver en su mente que me dejaría llevarla donde quisiera porque
confiaba en mi.
Caminamos de regreso en absoluto silencio.
Le di unas cuantas miradas de soslayo cuando su
rostro se iluminaba por las tenues luces de la ciudad, evitábamos la mayoría
evidentemente.
Estaba muy sucia, no podía ni siquiera distinguir
el color de su cabello enlodado y lleno de hojas. Debía haber estado en algún
bosque cercano a la ciudad.
Sus pensamientos eran sobre mí casi todo el
tiempo, mi extraña forma de vestir, mi cabello, la forma en que la miraba, lo
delicioso que debían saber mis labios. Estaba comenzando a ponerme realmente
nervioso cuando comencé a poner atención a los pensamientos de mis otros
acompañantes.
Demetri se imaginaba la que me esperaba, ya se
había dado cuenta de que haría todo por evitar su muerte, la quería conservar,
la quería para mí y no se equivocaba.
“¿De veras crees que vale la pena complicarte así
la vida?” Pensó a sabiendas que leería
sus pensamientos, “Aro seguramente querrá complacerte, como siempre, pero Marco
y Cayo…”
- Disfrutaran
quitarme algo que deseo, lo sé – respondí a sus pensamientos llamando la
atención de Félix y nuestra nueva acompañante a nuestra media conversación.
Por supuesto Félix sabia que respondía a algo que
Demetri había pensado y se imagino algo bastante acertado, pero evidentemente
ella no y la expresión de su rostro al mirarme, al igual que sus pensamientos,
dejaban ver que me creía desquiciado.
Al llegar a la fortaleza sabia que debía hablar
con Aro antes de llevarla a su audiencia, sería mi única oportunidad de
mantenerla con vida.
- Debes
esperar aquí y por favor contrólate – le dije con ojos suplicantes tomando sus
manos entre las mías – prometo que ellos no te dañaran y regresare antes de que
te des cuenta de que me he ido – quiso decirme algo pero la interrumpí – por
favor haz lo que te digo – luego lance miradas asesinas a Félix y a Demetri
dejando claro que se las verían conmigo si algo le pasaba antes de comenzar a
moverme.
“Como si por un momento quisiera perderme el
espectáculo de Marco y Cayo queriendo matarte, otra vez” pensó Félix.
Corrí a las habitaciones de Aro, solía estar con
Sulpicia a estas horas.
La susodicha me abrió la puerta con cara de pocos
amigos, me detestaba más que nadie, estaba convencida de que Aro me quería mucho
más que a ella, mujer estúpida es que no era capaz de notar lo diferente que
eran aquellos sentimientos.
A sabiendas de que podía leer todo cuanto
pensaba, lanzaba todo el veneno que podía contra mí las pocas veces que me
encontraba cerca de ella, era muy desagradable así que la evitaba cuanto podía.
Aro decidió no tomar partido ya que sabía que
solo empeoraría las cosas y como no iba más allá de pensamientos y miradas
asesinas lo dejaba pasar.
- Padre
necesito tu ayuda – dije ignorando por completo a la vampiresa delante de mí.
Su silueta apareció detrás de su concubina mostrando
una gran preocupación en su rostro, no era mi costumbre venir aquí y menos aún
pidiendo su ayuda.
¡Hola Amores! Espero disfrutaran
este capi, me costó mucho escribirlo, sabía que quería mostrarles pero no sabía
muy bien como, ojala lo haya logrado jajajajaja. Sé que los capis han sido más
descriptivos de lo que esperaban pero quería hacerles entender mi visión de Aro
y los Vulturi en esta historia antes de cualquier otra cosa.
Gracias por leer esta locura y
espero sus comentarios para saber si vamos por buen camino.
L@s quiero mucho,
Gaby Black.
7 comentarios:
Muy bueno y el giro de la trama sencillamente estupendo. En perfecta armonía se encuentran los amantes y es mi Gaby la que amor y pasión les dará y de su mano a esa vida nos hará llegar. Besotes miles
Está genial!!!!!!
mira conoci tu blog por kokoro y la verdad
es que me quede maravillada con esta historia el principe vulturi ..como describes el relato y tu punto de vista de los vulturis es fenomenal jajajj
de mi parte te felicito, muii buen trabajoo =) espero saber mas de esta historia y de la nueva vampira jaajja .
ahh te cuento que estoy ansiosa por leer el siguiente capii de el otro lado de la lunaa
esa historia invertida por asi decirloo me encantaa y estoy contenta que lo haya escrito jaja bueno soii laura a todo esto XD espero mas capitulos ...sigue escribiendo te va genial "la mejor escritoraa " sos vos gaby cullen ..
LAP
WOWWOWOWOWOWOW!!!! ESTA SUPER!! ESTE CAPITULO ME ENCANTO AMIGA!! POR FAVOR POR FAVOR POR FAVOR!!! ESCRIBE EL SIGUIENTE!!!
QUIERO SABER SI LA NEOFITA ES BELLA!!AHHHH QUE EMOCION!!!
TE ENVIO MILES DE BESITOS ESO SI...TODOS VAMPIRICOS!!
ERES FANTASTICA GABY!!
NOS LEEMOS PRONTO!!
TE QUIERE TU AMIGOCHA CARLA!!
GAby!!!... me voy ya a leer el tercer capi!!!... quiero más, no dejes de escribir please!!!
Gracias por tus historias,,, besos!!!
esta genial!!! estupendo!!! me dejas con las ganas de leer mas y no sigo escribiendo q voy pal siguiente cap jeje
besitos
ayyy quien sera la desconocida neofita??? muy bueno!
sigo sigooo besos mi gaby!
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