Capítulo
X: Explicaciones bien merecidas.
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Isabella
Swan –
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Isabella
– susurró Edward desde el sofá aún desorientado, me arrodille frente a él
temerosa de sus reacciones - ¿qué ha pasado? ¿los lobos? ¿estás bien? ¿por qué
querían atacarnos? - me miraba confundido y angustiado, temía por mi y por él -
¿Qué les hicimos? ¿qué cosa eres? – un inconfundible terror lleno su mirada.
El
dolor me embargo, yo sabía que esto pasaría y que él me odiaría al comprender
que yo era un monstruo, quise alejarme de él para no asustarlo más. De pronto
me tomo por la mano halándome hacia él y envolviéndome con sus brazos.
-
No
me importa lo que seas – me aseguró, haciéndome sentir increíblemente feliz –
solo me importa lo mucho que te quiero y te necesito a mi lado -
Caí
de nuevo de rodillas frente a él para poder corresponder a su abrazo.
-
Yo
también te quiero Edward – al fin podríamos estar juntos, sin engaños, sin
mentiras – ya no habrá más secretos entre nosotros – prometí.
Nos
quedamos así un buen rato, en silencio, tocándonos, sintiéndonos.
El
carraspear de una garganta nos recordó que no estábamos solos.
-
Supongo
que debes tener hambre – le dijo Emmett conteniendo las risas y levantando el
teléfono - ¿peperoni? – Edward asintió algo incomodo.
-
¿Te
sientes bien? – pregunte mientras Emmett pedía una pizza gigante con todo, no
se para que tanto si Edward era el único en comer – aun estas algo pálido –
-
Estoy
bien, solo algo mareado por levantarme tan de prisa – respondió apenado.
En
cuanto colgó el teléfono Emmett salió del salón dejándonos solos, me senté en
el piso junto al sofá, Edward me miraba entre curioso y asombrado.
Me
tomo de la mano para que me sentara junto
a él en el sofá, me acerque y lo bese en la mejilla aun temerosa de que me
rechazara en cualquier momento, al comenzar a alejarme tomo mi rostro entre sus
manos y me beso en los labios dulce y lentamente, parecía querer dejar claro
que confiaba absolutamente en mi.
Cuando
por fin nos separamos por su falta de aire, lo hale para que recostara su
cabeza en mis piernas acariciando su cabello para ayudarlo a relajarse un poco.
-
Te
sentaría bien descansar un poco más mientras llega la pizza -
Nos
quedamos en silencio por largo rato solo mirándonos, yo continuaba acariciando
su cabello y él deslizaba los dedos por la piel de mi brazo que descansaba
sobre su pecho.
-
La
pizza esta aquí – grito Emmett procurando hacer el mayor ruido posible antes de
entrar al salón. Segundos después escuche el intercomunicador.
Luego
de un par de minutos regreso balanceando la pizza en una mano cual diestro
mesero y la coloco en la mesita de la sala frente a Edward que ya se había
sentado a esperarlo ansioso.
-
Vaya
que tenías hambre – acoto Emmett mirándolo comer. Pude notar un dejo a añoranza
en la mirada.
-
Uff,
si – le contesto aun masticando - ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? –
pregunto intentando ver a través de las ventanas.
-
Apenas
un par de horas – le asegure apenada – siento tanto que tuvieses que enterarte
así de todo, hubiese preferido que fuese diferente – o mejor que nunca te
enteraras, pensé solo para mí.
Se
comió prácticamente toda la pizza apenas dejo las orillas de algunos slice.
Emmett
no dejo de mirarlo mientras en su rostro se pintaban infinidad de emociones que
iban desde la curiosidad a la tristeza.
-
Vamos
a mi habitación – le dije tomándolo de la mano para ayudarlo a ponerse de pie
una vez que Emmett recogió los restos de comida.
Al
entrar a mi habitación escuche como se aceleraba el pulso de Edward, el corazón
le latía incontrolable y no pude evitar sonreír, me fascinaba el efecto que
producía en él, tanto que por un momento olvide todo lo que acababa de suceder
y me gire para quedar de frente a él.
Pase
mis dedos por su hermoso cabello cobrizo y lo acaricie disfrutando de su
suavidad, del calor de su cuerpo, de su aroma y del fluir de su sangre en sus
venas tentando mi garganta.
Se
dejo llevar por el momento rodeando mi cintura con sus brazos y estrechándome
contra su cuerpo olvidando también todo fuera de nuestro abrazo.
No
pensé que fuese posible que se entregara a mis brazos con tanta confianza
después de lo que había sucedido pero parecía importarle poco si podía
aplastarlo en un instante o lanzarlo contra una pared sin mayor esfuerzo.
Solo
buscaba mis labios con la misma desesperación que yo los suyos, me perdí entre
sus besos luchando por posponer lo inevitable, las explicaciones que Edward se
merecía.
Mientras
más tiempo pasaba junto a él, mas fácil me era controlar la necesidad de su
sangre y aunque sentía como se me quemaba la garganta por la sed, de algo
estaba muy segura, no soportaría un segundo sin escuchar el latido de su
corazón acelerarse en mi presencia y extrañaría infinitamente el calor de su
piel y el sonrojar de sus mejillas si le arrancara la vida solo por saciar mi
instinto asesino.
Cuando
le hizo falta el aire y busco respirar me aleje de él lo suficiente para
recobrar el control de la situación, debíamos aclarar todo y cuanto antes
mejor.
-
Edward
debemos hablar – le dije cuando busco besarme de nuevo.
-
Lo
sé y no quiero – fue su única respuesta – no quiero saber nada, no me importa –
decía contra mis labios sin querer separarse de ellos.
-
Debe
importarte Edward – le asegure algo alterada, volví a separarme alejándolo lo
suficiente para mirarlo a los ojos con seriedad – debemos aclarar todo ahora
mismo –
-
¿Estás
enojada? – preguntó de forma graciosa y con un gesto tal dulce en el rostro que
no pude evitar perder la seriedad y comenzar a reírme.
-
No,
no estoy enojada tonto – me miraba risueño – solo pienso que lo mejor es que
sepas la verdad antes de que suceda nada más entre nosotros – baje la mirada
evitando que notara el terror que me producía pensar en su rechazo.
-
Lo
que dije hace rato fue en serio – levanto mi rostro para que pudiera mirarle a
los ojos – no me importa que o quien seas, no pienso alejarme de ti por ninguna
razón – me beso suavemente y luego se sentó en la orilla de la cama – pero si
quieres que hablemos entonces comencemos – volvió a sonreírme y golpeo la cama
con la palma de la mano para que me uniera a él.
Nos
quedamos en silencio unos segundos, solo mirándonos hasta que no pudo
soportarlo más.
-
¿Vas
a decirme algo o ya te arrepentiste? – pregunto en voz bajísima.
-
¿Hay
algo que quieras saber? – le respondí igual de bajo.
-
Ni
idea de por dónde empezar - se rascaba
la cabeza como si con eso lograra hacer salir las ideas.
-
Creo
que lo ideal sería por el principio – le asegure sonriendo.
Al
verlo asentir inspire fuertemente, costumbre marcadamente humana que siempre
utilizaba antes de comenzar con algo tan difícil de contar como lo que
hablaríamos hoy.
Me
miro fijamente sin decir nada más solo esperando.
-
Creo
que pasare por alto las fechas solo por ahora, no sé si serás capaz de soportar
otra impresión tan fuerte – deje escapar una risita y él ladeo la cabeza mirándome
intrigado pero se mantuvo en silencio – mi padre, quiero decir el biológico,
murió cuando yo era apenas un bebé, dejando a mi madre Renee que apenas había
cumplido dieciocho años las mujeres solían casarse muy jóvenes en la Inglaterra
de aquella época, sola conmigo y llena de deudas, ella nunca sospecho de los
hábitos de jugador empedernido de su esposo. Phil, es decir mi padre, era de
una familia de alcurnia muy adinerada, nadie se imaginaba lo que escondía y
para cuando se supo mi madre descubrió que estábamos prácticamente en la ruina.
En aquellos tiempos eran pocos los trabajos que podía realizar una mujer.
Costurera, ama de llaves o mucama y, en el peor de los casos, prostituta. Mi
madre no era precisamente una mujer muy capacitada en ningún área, era lo usual
entre las chicas de sociedad de la época dedicarse a su familia – la expresión
de Edward fue cambiando como si imaginara todas y cada una de las imágenes de
mi historia – pronto el poquísimo dinero del que disponíamos se termino y
estábamos a punto de perder la casa cuando el hermano mayor, mucho mayor
permíteme aclarar, de mi padre vino al rescate. Se encargo de la mayoría de las
deudas y de los gastos de la casa. Claro está, nadie es tan bueno y al poco
tiempo estaba intentando pasarle factura a mi madre por los favores recibidos y
cuando esta se negó a pagarle en la cama como él se lo exigía terminamos de
patitas en la calle sin ninguna contemplación y apenas con lo puesto – por
supuesto que yo no podía recordar nada de todo aquello pero si recordaba vagamente
a mamá cuando me relato aquella triste historia – mamá trabajo de mucama en las
residencias de varias de sus antiguas amistades, que ironía ¿no? pero eso nos
permitía tener un techo y comida -
Edward
seguía contemplándome en silencio y con expresión condescendiente mientras yo
continuaba con mi relato.
-
Así
pasaron un par de años hasta que una noche, cuando mamá regresaba de hacer los
mandados para su señora conmigo en brazos, conoció a Charles Swan en la calle.
Por supuesto no sabía lo que él era, ni sospecharlo siquiera – las facciones de
Edward se tensaron al hacer referencia a la, para él, desconocida naturaleza de
Charlie y mi familia adoptiva, continúe con mi relato pasándolo por alto - Al
poco tiempo le ofreció un puesto como ama de llaves en su casa, mejor paga y
menos trabajo duro fueron ofrecimientos imposibles de rechazar para mamá y en
menos de una semana nos mudamos a nuestro nuevo hogar. Con el tiempo Renee
comenzó a notar que algo anormal sucedía con Charlie. Yo tenía cinco años más o
menos cuando Charlie le confesó a mi madre toda la verdad. Al principio estaba
confundida y bastante atemorizada pero la bondad de Charlie le había robado el
corazón prácticamente desde que piso su casa y no paso mucho para que se
olvidara de todo –
Hice
una pausa esperando alguna pregunta por parte de Edward pero él se mantuvo en
silencio y me hizo un gesto con la mano para
que continuara.
-
Fue
una época muy feliz en nuestras vidas, éramos una familia, Charlie y mi madre
estaban locamente enamorados el uno del otro pero ninguno era capaz de
admitirlo, verlos era divertidísimo. Cuando cumplí más o menos diez años
tuvimos que mudarnos, los años pasaban
y los cambios se notaban en mi madre pero no en Charlie. El no envejecía y
todos a nuestro alrededor comenzaban a notar algo extraño, incluso yo. Charlie
intento explicarme lo que era sin asustarme y honestamente para mi nadie tan
bueno como mi padre adoptivo podía ser una mala persona y mucho menos el
monstruo que el aseguraba ser, así que me lo tome demasiado bien para una niña
de mi edad. Todo siguió como antes en nuestra nueva casa en Madrid, ya teníamos
alrededor de cinco años en el vecindario y una tarde que regresaba a casa de
mis lecciones de piano, comenzó a llover a cantaros, tome un atajo para llegar
a lo antes posible. Mi madre me lo había dicho mil veces “nunca pases por los
callejones si te encuentras sola” pero congelándome hasta los huesos por mis
ropas empapadas no recordé sus recomendaciones solo corría lo más rápido que
podía para llegar a casa – aquellos recuerdos me hicieron arder los ojos y si
pudiera lloraría sin control – fue uno de los peores momentos de toda mi vida y
a pesar de eso me dejo el mejor de los regalos.
-
Si
no quieres contármelo no me importara – Edward debe haber leído el dolor en mi
rostro pero me miraba confuso por mis últimas palabras y era algo fácil de
comprender – de veras Bella – me aseguro.
-
Quiero
que lo sepas todo – volví a tomar aire como si lo necesitara desesperadamente y
continúe – cuando iba más o menos a la mitad de aquel callejón apenas lograba
ver algo delante de mí, me sentí atemorizada sin saber el porqué. Estaba a
menos de un metro de ellos cuando los ví, cinco o seis hombres tan empapados
como yo venían caminando hacía mi, ellos tampoco parecían haberme visto hasta
ese momento – sentí un escalofrió recorrer mi espalda, era increíble que sus
caras fueran el único recuerdo nítido que tenia de mi vida humana, esos
bastardos.
Edward
me abrazo con fuerza, seguramente imaginaba lo peor y no se equivocaba por
mucho. En cuanto recupere la compostura retome donde había quedado.
-
Me
detuve en seco con la mirada fija en el que tenía más cerca mientras todas sus
miradas se detenían en mi, recuerdo claramente las primeras palabras que alguno
de ellos pronunció “pero vaya vaya si mira lo que nos trajo la tormenta” me
miraba con hambre, como si fuese un filete servido en el plato de un perro
hambriento. Se me acercaba lentamente y yo daba pasos vacilantes en dirección
contraria, mi respiración se aceleraba y me olvide por completo de la humedad y
el frio, estaba aterrada y mi único impulso fue echar a correr lejos de allí
pero no fui lo suficientemente rápida. La mano de uno de ellos me tomo por el
brazo girándome en el mismo movimiento para quedar de frente a él -
-
Por
favor Bella no quiero conocer los detalles, quisiera arrancarle la cabeza a
cualquiera que fuese capaz de hacerte daño – me abrazo de nuevo y el tamborileo
del corazón en su pecho me tranquilizo como una nana a una niña pequeña.
-
Permíteme
continuar Edward, lo necesito – le pedí alzando el rostro para poder mirarle y
el asintió adolorido – no ahondare en los detalles sobre donde o como me
tocaron pero si te diré que mi vestido termino hecho añicos y gracias a un ángel
a quien hoy llamo primo no lograron todo lo que pretendían –me mira aun más
extrañado – no sé de donde salió Emmett pero los ataco con todas sus fuerzas dándome
el tiempo suficiente para escapar tan rápido como pude para llegar a casa y gracias
a Dios Charlie estaba entrando. Se puso furioso al verme pues el también
imagino lo peor. Trato de detenerme para que le explicara lo que sucedía pero
no teníamos tiempo que perder, debíamos ayudar a Emmett. Lo encontramos apenas
con vida y yo lloraba desesperada pidiéndole a Charlie que le salvase, gracias
a él esos bastardos no acabaron con mi vida -
Edward
acariciaba mi rostro como si limpiara mis lágrimas inexistentes y yo tome su
otra mano y bese su palma, cada uno de sus dedos con devoción. Su aroma de
alguna manera me drogaba y casi me olvido de lo que hablábamos dejándome llevar
por un instinto más básico y cien por ciento animal.
El
repicar del celular en su bolsillo nos trajo a ambos de regreso.
-
Es
mi madre – me dijo al ver el identificador de llamadas. Se nos había pasado el
tiempo por completo, ya casi era medianoche como pude olvidar que debía llevarlo
a casa.
Hablo
con ella unos minutos y regreso a mi lado, debía regresar de inmediato o se
ganaría un castigo.
-
Te
llevare a casa y terminare de contarte esta parte en el camino –
-
Me
parece excelente – respondió ofreciéndome su mano para ayudarme a ponerme de
pie.
Una
vez en camino me continúe.
-
Una
vez en casa Charlie me aseguro que no había mucho que pudiéramos hacer por él,
estaba demasiado lastimado y solo podíamos esperar lo peor. Yo no lo aceptaba,
el no se merecía morir por culpa de aquellos animales, no me lo perdonaría. Y entonces
se lo pedí, que lo transformara que hiciera lo necesario pero que no lo dejara
morir. Así lo hizo –
Me
quede en silencio esperando alguna pregunta o comentario de parte de Edward que
se quedo pensativo. De pronto tomo aire y al fin hizo una pregunta o mejor
dicho la pregunta.
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¿Isabella
que eres? O más bien ¿Qué son tú y tu familia? – no me miraba, le apenaba hacer
aquella pregunta y tenía los ojos fijos en el suelo.
Detuve
el auto y le coloque una mano en el hombro para confortarlo un poco antes de
responderle.
-
Vampiros
– susurré.
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Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya... me parece escuchar las voces de algunas de ustedes al ver el capi.
Aqui lo tienen por favor disculpenme de nuevo y disfrutenlo.
8 comentarios:
Yuju!!!
Gaby al ver k habias actualizado literalmente mi corazón salto de la emoción, me encanta esta historia es uno de mis fics favoritos de verdad!!!
Valio la pena la espera, aunk me pregunto k pasara con Edward? y mas ahora k por lo visto sus amigos de van a oponer a su relación!!!
Estoy totalmente anciosa x saber mas!!!
Una vez mas felicidades por tu boda, por haber encontrado el amor y un complemento por k ahora ya no eres tu sino 2 personas k hacen una sola!!! Les deseo lo mejor en esta nueva etapa!!!
xOxO
hola, me encanta esta historia, bueno todas, las estoy leyendo, e leido q te as casado FELICIDADES Y Q SEAS MUY FELIZ besos y axuxones desde españa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
HERMANI me gusto mucho
el capi wiiiii
Emmett es mi Heroe!!!
wiiiiii
aaaaaaaaaaaa
ya quiero saver que mas paso
Daaa como si no supiera lo que le
paso a mi lindo Emmett
jajajaja
wiiiiiiiii
wiiiiiiii
wiii ya no tengo que poner mi
nombre al ultimo
wiiiii
jajajajaja
HERMANI TE QUIERO
BESOS
HOLA..... COMO ESTAS?....ALELUYA ALFIN !!! JAJAJA CASI ME MUERO ESPERANDO EL CAPI JAJAJA....PERO APESAR DE TODA LA ES PERA VALIO LA PENA ES PERAR TANTO!!!,
EL CAPI ESTUVO GENIAL ME ENCANTO!!! ES PERO LEERTE MUY PRONTO CHAUUU BESOS
Llegó al fin sí!. La espera siempre vale la pena amor. No tardes en darnos más.
La verdad, el dolor y el sentir se abren dejan paso al amor. Besotes
hay hay hay pero quiero seguir leyendo porfa porfaaaaaaa estoy intrigadaaaaaaaaaa
me lo acabo de leer todito esta buenisimo cuando hay capi???
me encanta ke lo pusieras al reves jaajjajaja espero capi ^^
Leyendo los anteriores comentarios me enteré de tu boda: mis felicitaciones. Ahora tendrás menos tiempo para nosotras, no? (Eh, no reprocho nada, yo haría lo mismo recién casada). me encanta esta historia y sigo leyendo las otras que me faltan a la espera de que actualices.
Besos y disfruta de la eterna luna de miel que es el matrimonio con alguien que quieres.
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